Cuando aprendemos un idioma, a veces sucede que aprendemos cosas equivocadas. Un uso gramatical incorrecto, una pronunciación diferente a la que corresponde. Como un idioma nuevo es algo desconocido, es normal que suceda en mayor o menor medida. Sin embargo, debemos tener cuidado para evitar que estos errores se “fosilicen”.
Un error fosilizado es un uso incorrecto que aprendimos tiempo atrás, y que puede costar modificar. Como lo hemos repetido muchas veces, se ha convertido en la nueva norma de uso. Hay un dicho que dice “la práctica hace al maestro”. Pero no cualquier práctica. Si practicamos algo incorrecto, vamos a afianzar un error. Y, con eso, va a ser cada vez más difícil arreglarlo. Aunque no imposible 😄.
El primer paso para arreglar errores fosilizados es identificarlos. Es importante observar dónde, cuándo y en qué forma aparecen. Para detectar errores de pronunciación lo mejor es grabarnos en audio o video y luego escuchar la grabación. También podemos pedirle a un hablante nativo que nos escuche y nos diga qué cosas podemos mejorar.
El segundo paso es practicar el uso correcto que queremos modificar. Si se trata de la pronunciación de una palabra o frase tendremos que escuchar con atención, repetir la pronunciación correcta y practicar bastante. Lo mismo vale para los errores que aparecen en la escritura. Los correctores ortográficos automáticos son buenas herramientas para detectar rápidamente estos errores. Si tenemos dudas sobre alguna otra frase o palabra podemos escribirla en Google entre comillas (“frase o palabra a buscar”). Otra opción es preguntar a hablantes nativos en foros de idiomas.
Si tenés errores fosilizados en español o en otro idioma que estés aprendiendo, ¡hay esperanza! Es posible enmendarlos, pero requiere trabajo. No creas que con el tiempo se van a “arreglar solos”. No hay garantía de que eso suceda. Por eso, mi recomendación es que tomes una actitud proactiva frente a estos errores y te ocupes de solucionarlos lo antes posible 🙂.