Para mejorar tu español sin dudas necesitás pasar tiempo con el idioma. Cuanto más tiempo pases con el español, más rápido vas a acercarte a tu meta. Pero esto no necesariamente significa estudiar muchas horas por día. Estudiar activamente (por ejemplo, leer un libro, hacer ejercicios o tomar una clase) es solo uno de los modos de practicar. También podemos practicar de forma pasiva. Veamos cuál es la diferencia entre estas dos formas de práctica.
La práctica activa de un idioma es aquella en la que nuestra atención está centrada completamente en el aprendizaje. Leer un libro, mirar una serie o escuchar un podcast con atención son ejemplos de práctica activa. Cuando estamos haciendo eso, no hacemos ninguna otra cosa. Nos enfocamos totalmente en eso. Si estamos leyendo, nos detenemos a buscar alguna palabra en el diccionario. Si miramos un video o escuchamos algo ponemos pausa, volvemos hacia atrás y escuchamos nuevamente lo que no entendimos.
La práctica pasiva, en cambio, es la que sucede mientras hacemos alguna otra cosa. Comúnmente, consiste en escuchar audio en el idioma que estamos aprendiendo mientras limpiamos, lavamos algo, cocinamos, etc. Es una forma de aprovechar esos tiempos en los que no podemos concentrarnos completamente en leer o buscar palabras en el diccionario, y que nos ayudan a sumar “horas de vuelo” en nuestro idioma.
Si bien estos dos tipos de práctica son diferentes, podemos combinarlos de forma secuencial. En primer lugar, leer o escuchar un contenido en español como las Spanish Novels. En esta fase —de práctica activa— buscamos en el diccionario lo que no entendemos, nos tomamos el tiempo que necesitamos. Podemos hacer esto durante media hora, una hora o más por día, según el tiempo que tengamos disponible. Luego, en esos momentos en que estemos haciendo otras tareas que no requieran de un gran esfuerzo mental (cocinar, limpiar, etc.), podemos volver a escuchar el audio de lo que ya vimos previamente. De esta forma, vamos a reforzar aún más lo aprendido en la fase activa 🙂.