Aprender un idioma nos da la posibilidad de comunicarnos con otros. Es una de las grandes motivaciones que nos llevan a estudiar una nueva lengua. Normalmente, se asume que aprendemos a hablar hablando. Pero, ¿qué tal si hubiera otro camino? ¿Será posible aprender a hablar en español sin hablar?
Uno de los abordajes que recomienda retrasar la actividad de conversación es el estudiado por Stephen Krashen: la Hipótesis del Input. Según este método, al inicio del aprendizaje los estudiantes se enfocan solamente en obtener input comprensible (lectura/escucha). A diferencia de los típicos cursos de idiomas, aquí se pone el énfasis en desarrollar la comprensión. La producción (escribir/hablar) se deja para más adelante.
Algo que me parece interesante de este abordaje es poner la comprensión antes de la producción. En mi opinión esto tiene mucho sentido. Para poder decir una frase en español tengo que haberla escuchado antes en una forma similar. ¿O acaso tenemos la capacidad de “inventar” el idioma de la nada? Al hablar o escribir en cualquier idioma nos limitamos a recrear aquello que escuchamos y leímos previamente.
Esa es una de las razones por las que me gusta la lectura extensiva (o la escucha) como método de aprendizaje de idiomas. Al leer libros de ficción o no ficción aumento el número de frases, expresiones y vocabulario que conozco. Eventualmente, después de una exposición suficiente, voy a poder usar una buena parte de ese vocabulario para comunicarme.
Desde ya que, si queremos hablar, en algún momento vamos a tener que abrir la boca. Y también vamos a tener que practicar un tiempo hasta alcanzar el nivel de fluidez deseado. Si elegimos empezar a hablar después de haber leído y escuchado mucho, tal vez tengamos una ventaja. En primer lugar, vamos a desarrollar una mayor confianza. También vamos a comprender más de lo que nos dicen cuando conversamos. Y, por último, vamos a hablar de una forma más natural, usando expresiones nativas que leímos o escuchamos previamente. 🙂